Hola hermaninos:
Quiero compartir con vosotros este testimonio de "Manolo", yo tuve la suerte de conocerlo cuando salía de su mundo y pude ver como actuó el Señor en él. La verdad es que pocos pensábamos que podía llegar hasta donde está y doy gracias a Dios. Necesitamos sacerdotes como Manolo.
Siqueréis ver su fotografía, entrar en el diario La Razón del día 15(miércoles.)
Un abrazo a tod@s.
¡DE COLORES!
Manuel Viego / Sacerdote llegado del mundo de la droga
«Sentí que Dios estaba a mi lado y que me decía ¿levántate¿»Sexo, dinero, fiestas y drogas eran habituales en su vida antes de su conversión
14 Abril 09 - Pablo J. Ginés Compártelo: MADRID- Manuel Viego vivió lo que el dinero, el sexo y la droga tenían para ofrecerle. Hasta que se encontró con Dios.
-¿Cómo fue su juventud?
-Mi familia era católica, pero yo tuve una mala experiencia con la Iglesia en mi infancia y me alejé de Dios. A partir de los 16 años yo ya trabajaba y tenía dinero. Me dieron a probar porros, me hacía sentirme bien, me evadía. Fui comercial, trabajé en la construcción, ponía música y copas en discotecas...
-No sufrió problemas económicos...
- No, ganaba mucho dinero y durante años lo gasté en fiestas. Fui a más, me metía de todo, muchos ácidos, a veces esnifaba coca. Como muchos, buscaba ser feliz en el placer. Estuve con una chica, luego con otra...
-¿Y cómo cambió esto?
-Al cabo de unos años, me fui de fiesta a Tenerife en la Semana Santa de 1992. Solo vi el Teide y el mar de lejos. Me junté con unos conocidos en un apartamento. Toda la noche estábamos de juerga, y de día dormíamos, o estábamos de jacuzzi y sauna. La noche de Viernes Santo nos pusimos hasta arriba, sobre todo de ácidos. Me sentí muy mal. Me di cuenta que nada de aquello me hacía feliz. Pensé que iba a perder la razón, que nada en la vida tenía sentido.
Entonces vi una iglesia cerrada y pensé que a lo mejor mi madre tenía razón y Dios existía.
- ¿Y su madre tenía razón?
- Sí. Me dio por hablar con Dios. «Si existes este es tu momento», le dije, «he hecho de todo y no consigo ser feliz». Pensé rezar, pero no me sabía el Padrenuestro porque lo habían cambiado cuando lo aprendí. Pero sí recordaba el «Ave María», así que recé a la Virgen. Y resultó que Dios existía. Sentí que Dios estaba a mi lado, que me acompañaba y me decía «levántate y anda». Esa experiencia me cambió. Al día siguiente, Sábado Santo, fui a una iglesia, consulté los horarios de misa, hablé con un sacerdote. Y me pareció que todo eran mensajes de Dios para mí.
- ¿Hubo más experiencias en ese sentido?
- Sí. Poco después tuve otra experiencia fuerte de cercanía de Dios haciendo un cursillo de Cristiandad en Covadonga. Allí descubrí a la Iglesia, y que Dios no juega con las personas, que nunca me dejó.
- ¿Cambió de golpe?
-No, cambiar de vida fue un proceso lento. Intenté vivir en cristiano, desde la fe, la relación con mi pareja. Hubo ruptura, claro. ¡Si cada vez que hay un problema lo quieres solucionar en la cama...! Más adelante fui a pasar una semana en un retiro de la Comunidad de Bienaventuranzas en Toledo... y me quedé tres años. Allí entendí que quiero transmitir lo que he vivido, evitar que otros sufran lo que yo he sufrido. Empecé a estudiar en el seminario de Sigüenza, luego en el de Oviedo. Ahora tengo a mi cargo tres parroquias en Castropol, en Asturias.
Una nueva vida
Cuando fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 2005, Manuel Viego supo que había llegado una etapa de plenitud en su vida, un etapa orientada al servicio. Durante un tiempo fue el pastor de 14 parroquias de la montaña asturiana. Su casa, que es grande, siempre está llena de gente y siente la llamada de decir a los jóvenes que «se acaba antes el picador que la mina», es decir, que los goces no llenan, que sólo Dios llena al hombre.
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5 comentarios:
Soy de una parroquia de las que Manuel Viego estuvo antes de irse a Castropol, para mi personalmente el haberle conocido, ha supuesto un gran cambio en mi vida, viendole a el como actuaba, como convivia me hizo pensar que yo tambien quería tratar de ser así, con el tiempo supe que esa forma de ser se la daba Dios y que la alegría que repartía, era obra del Señor, es por eso que el donde quiera que va siembra y yo gracias a Dios y a el, he fructificado con un corazón nuevo y bien dispuesto a llenarlo con lo que Dios quiera. Doy gracias a Dios todos los días por haberlo puesto en mi camino. Dios lo bendiga.
¿Este sacerdote no estuvo en nuestra clausura?
Si estuvo en Ciaño, me fué a recoger para llevarme a casa.
Espero que el Espíritu le acompañe en su tarea y el mundo vea en él más que un joven que dejó la vida disipada.
Conocí a Manuel en 1989 y soy testigo de su conversión.
Hoy 08 de Febrero de 2014 ésta persona ha conseguido cambiar mi vida para mejor. ¿Cómo?
Me ha enseñado a ser Luz y Sal.
Creo más en Dios.
Además Don Manuel es mi AMIGO.
Lo único malo que tiene es que no sabe jugar al ajedrez mejor.
Firma : El viejo Cabo Torreblanca.
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